¿Cómo usar el feedback?

El feedback en la comunicación

La comunicación es un proceso complejo interpersonal de intercambio constante de información. Este intercambio se da bilateralmente entre la persona que decide emitir un mensaje, y la persona que lo recibe y envía feedback como respuesta en este intercambio. El feedback es eficaz cuando el receptor interpreta el mensaje del emisor en la forma que éste pretendía.

Siempre enviamos feedback, a veces más conscientemente a veces menos, pero es importante partir de la base de que el feedback siempre está presente y moldea nuestras relaciones, nuestros comportamientos, nuestros estados emocionales, nuestros intercambios sociales, etc.

Al comunicarnos y emitir feedback, éste puede estar cumpliendo distintas funciones. Puede estar funcionando como reforzador de la conducta del interlocutor o puede funcionar como castigo, dependiendo de la intención u objetivo del emisor del feedback.

En nuestro trabajo con deportistas ya sea en equipos o de manera individual, resulta vital asumir nuestro rol de formadores de personas y, por lo tanto, dimensionar la función de educadores que implica una muy linda y gran responsabilidad. Esta responsabilidad nos da “poder” y es fundamental formarnos en cómo utilizarlo de la mejor manera.

Cuando utilizamos refuerzos para que aumente la probabilidad de aparición de una conducta deseada en un deportista, es fundamental tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Recompensar más la ejecución y el rendimiento que el resultado. ¿Por qué? El resultado es la condensación de varios factores de los cuales algunos dependen del deportista y otros que lo exceden totalmente. Si hacemos hincapié en el rendimiento, estamos haciendo referencia a todo lo que se encuentra dentro del rango de control del deportista y todo lo que éste hizo para mejorarlo. El resultado es un efecto secundario de que se mejore el rendimiento, pero tiene factores que no dependen del accionar activo de la persona. Dejemos y esperemos que el resultado venga por añadidura, pero el foco debe estar en reforzar todo lo que el deportista hizo y hace cotidianamente para cubrir todo su porcentaje de control.
  • Recompensar y reforzar los pequeños progresos que el deportista va teniendo a lo largo del proceso. No esperemos a que sucedan los enormes cambios únicamente para ofrecerle nuestro reconocimiento. Se tiene que considerar como muy validable que el deportista esté en proceso, que vaya avanzando progresivamente, que vaya obteniendo pequeños logros y mejoras. Este recurso es uno de los más efectivos para mantener y potenciar la motivación del deportista en niveles óptimos a lo largo de los vaivenes y altibajos que presenta la temporada y el proceso de evolución de la carrera deportiva. También para ejercitar su paciencia y su tolerancia a los tiempos lógicos que demandan los procesos de crecimiento.
  • Tener en cuenta recompensar el aprendizaje y la ejecución de habilidades tanto motoras como psico-sociales. Resulta fundamental, en la formación del deportista como persona que es, reforzar: los hábitos saludables, los valores, las actitudes de consideración y solidaridad con compañeros y rivales, el fair play, las habilidades sociales, las conductas comunicativas y el diálogo, etc. Reforzar y validarlas en la misma proporción que lo hacemos con las habilidades y destrezas motoras.

Cuando utilizamos castigos para que disminuya la probabilidad de aparición de una conducta no deseada en un deportista, es fundamental tener en cuenta qué comportamiento estamos castigando y cómo/con qué:

  • Al castigar a un deportista aplicando una sanción de que “pague” con ejercicio físico, estamos enviando un mensaje contradictorio. Por ej: llega tarde al entrenamiento y como sanción tiene que hacer ejercicios de zona media o correr vueltas a la cancha. De esta manera estamos sancionando con el mismo elemento que fomentamos como el camino a recorrer para alcanzar sus objetivos: entrenamiento. Así, el entrenamiento físico va quedando asociado a algo negativo, algo con lo cual se puede castigar a una persona por realizar una conducta sabidamente indeseada. Si fomentamos la actividad física como uno de los pilares de la salud, como el elemento que nos predispone a mejorar constantemente; no podemos a su vez asociarla con un modo negativo de sancionar a alguien. El mensaje es contradictorio, y el aprendizaje es contraproducente.
  • Para pensar una alternativa de castigo, siguiendo la línea del punto anterior, podría pensarse en el sentido opuesto. Por ej: llega tarde al entrenamiento y como sanción tiene que quedarse observando el entreno pero sin posibilidad de sumarse ni ser parte del mismo; o, si es deporte en equipo, se le exige que entrene diferenciado y separado del resto del grupo. ¿Cuál es potencialmente la ventaja y el mensaje que se envía con esta modalidad de sanción? Se busca asociar que no entrenar es algo negativo y perjudicial para él mismo ya que se le impone como resultado a una acción no deseada del deportista (llegar tarde); y, por lo tanto, que ser parte del entreno es algo positivo y beneficioso para él ya que se le permite hacerlo cuando posee buenos comportamientos (llegar a horario). En cuanto al entrenamiento separado del grupo, tiene como intencionalidad a su vez comunicar el mensaje de que ser parte de la grupalidad y estar en contacto y convivencia con los pares es algo deseable y positivo.

En conclusión, si encarnamos un rol sepamos la responsabilidad de cumplir con las funciones que exige la posición de formador y educador que nos compete. Para que el aprendizaje sea realmente superador y positivo, siempre es enriquecedor comunicar la intención y el objetivo detrás de la decisión de aplicar refuerzos y, principalmente, castigos para darle respaldo a nuestro accionar y no correr el riesgo de que la decisión sin un contexto explicativo parezca caprichosa y arbitraria.

Lic. Catalina Amutio